Actividades como la escalada y el rapel contribuyen a la desaparición de plantas que viven en acantilados y paredes rocosas verticales si se practican “a la buena de Dios”, es decir sin estudios y datos técnicos que permitan monitorear el impacto real de la actividad.
Los escaladores de montañas están teniendo un impacto negativo en las plantas que crecen en los acantilados, asegura la BBC.
En áreas donde existe una intensa actividad de montañismo se deben poner en práctica planes de conservación de modo que algunos acantilados estén protegidos de escaladores, afirma la investigación publicada en la Revista de Ecología Aplicada del Reino Unido. Las sierras de Jura de Suabia y Jura Francón son pequeñas cadenas montañosas en el este de Alemania y dos de las más importantes zonas de escalada del país. Pero también estas sierras son el último reducto europeo de la Draba azoides (conocida popularmente como draba o hierba panadiza), una rara y pequeña planta de flores amarillas o blancas que crece en los acantilados de piedra caliza, donde forma rosetas como amortiguador. Para saber cómo la escalada en la zona estaba afectando a la planta, los investigadores Frank Vogler y Reisch Christoph de la Universidad de Ratisbona, Alemania, compararon el número y la distribución de la draba en ocho acantilados que se han sido muy visitados durante los últimos 50 años, y en otros ocho acantilados "vírgenes", de similar tamaño y aspecto. Los investigadores también evaluaron el ADN de las plantas para saber si los escaladores habían afectado a su variación genética.
Según la Sociedad Ecológica Británica, los investigadores encontraron que en los acantilados con activa presencia de escaladores, las plantas eran más pequeñas y menos numerosas en la pared del acantilado pero más frecuentes en el pedregal, que son los fragmentos de roca quebrada en la base. "La escalada afecta negativamente a estas plantas de manera directa. La erosión por el uso de cuerdas de escalada, repisas, así como tomas de pies y manos, obviamente lleva a una disminución en la abundancia de la especie", afirma el doctor Reisch. Las pruebas genéticas también mostraron las huellas de los escaladores. En los acantilados que han sido escalados existen mayores diferencias genéticas entre las plantas que viven a diferentes alturas que en los acantilados vírgenes, lo que significa que los escaladores no solo desplazan las plantas, sino que también se están moviendo sus genes por la roca. Estos cambios genéticos podrían, a largo plazo, afectar la aptitud de las plantas para sobrevivir en un entorno al que se han ido adaptando por miles de años, asegura el estudio.
Básicamente este estudio propone que, para proteger la vegetación autóctona de los acantilados, algunos deben quedar fuera del alcance de los montañistas. En países como el Reino Unido ya se toman medidas para minimizar el impacto de los escaladores sobre áreas protegidas. El Consejo Británico de Montañismo (BMC, por sus siglas en inglés) explicó que ellos se aseguran de que sus miembros no ocasionen un impacto perjudicial en las áreas de escalada.
n el museo vivo y campamento tortuguero de Malinalco, trabajamos para conocer, mostrar y conservar la biodiversidad mexicana que vive en Malinalco: www.malinalcodesconocido.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Como ves?