Hace unos días en un curso que tomábamos junto con algunos amigos hoteleros, surgió el comentario de la molestia que causaba entre sus huéspedes la esporádica presencia de alacranes en las instalaciones del hotel, ya que a pesar del riguroso control de plagas que practican en sus instalaciones, estos bichos siguen apareciendo causando sobresaltos. Interesados en el tema nos pusimos a navegar por internet y nos dimos cuenta de que existen una gran cantidad de páginas en donde gente de todo el mundo vierte comentarios negativos sobre muchos hoteles de diferentes clases, las causas de dichos comentarios aunque variadas, provenían frecuentemte de la prescencia de estos animalitos: los alacranes. En Malinalco esta situación sucede a diario y algunos huéspedes arman tremendo alboroto dejando a los hoteleros con un amargo sabor de boca
Al respecto es necesario aclarar tres cosas: 1.- En la mayoría de los lugares del mundo los alacranes no son técnicamente plagas y por tanto no se puede intentar exterminarlos como tales, aun así hay varias precauciones para evitar su proliferación y los hoteleros de Malinalco las llevan a cabo, pero estos bichos de toda maneras se colarán 2.- Los productos que se usan para matar alacranes, a largo plazo producen un daño peor que una picadura de alacrán y 3.- ¿De verdad creen que si se hospedan en un hotel ubicado en un lugar de alta biodiversidad como Malinalco, no se les va a aparecer un alacrán? Seamos consientes, ellos ya estaban aquí antes de que siquiera tú te enteraras de la exstencia de Mainalco.
De cualquier forma, de las 12 especies de alacrán que viven en Malinalco, solo una puede poner en riesgo la vida huamana y esta, es mucho menos frecuente que el resto.
La Magia de Malinalco reside en su enorme naturaleza, no la sufras, disfrútala, es otra de las experiencias que te brinda Malinalco.
Al respecto vale recordar un cuento chino que más o menos va así:
Había una vez un sabio Chino que caminaba con un discípulo y al lado del camino ve a un alacrán ahogándose en la orilla de un río. El sabio, se compadeció y quiso sacarlo del agua, al meter la mano para rescatarlo y ponerlo a salvo, el alacrán le picó la mano con la cola venenosa y cayó al agua donde otra vez se ahogaba. Al sabio le dolió mucho, pero, intentó hacerlo de nuevo, y de nuevo el alacrán volvió a picarlo, volvió a meter la mano para rescatarlo, pero el alacrán igualmente volvió a picarlo.
El alumno, desconcertado le pregunta al sabio, maestro ¿porqué Ud. intenta salvar a ese bicho que lo único que hace es picarlo cada vez que lo intenta salvar? El sabio se queda pensando un rato y luego coge una rama seca suelta, la aproxima al alacrán, éste se sube y lo traslada al suelo seco.
El sabio le dice al discípulo, el alacrán me pica porque es su naturaleza de alacrán picar, y yo insisto en rescatarlo porque es mi naturaleza humana, sólo había que encontrar la forma de ayudarlo, sin que nos haga daño.
Y cuando terminó de decirlo, el alacrán le picó el pie al discípulo que dijo: ¡Naturaleza de mierda! y le dio un pisotón al alacrán, matándolo. El sabio, jodidamente tranquilo, hizo una reflexión en voz alta: Tu naturaleza es mala, pero te servirá para sobrevivir.
visita: www.malinalcodesconocido.org
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2 comentarios:
Pues como sea, yo los mato, me dan miedo y voy a proteger a mis hijos de ésos animales horrendos e inmundos que con su maldito veneno matan a la gente.
Ojala desaparecieran todos los bichos e insectos malos.
No son malos, de hecho tú vendrías siendo el malo porque los estás matando.
Es tan simple, tú tienes las de ganar, tienes pensamientos tan ridículos como "Ojalá desaparecieran esos bichos bichos malos", sin un "bicho malo" como tu le llamas, tú no tendrías mucha comida, o estarías llena de más "bichos malos".
¿Y qué tiene que te den miedo? Ellos te tienen el doble de miedo, tu puedes darles un pisotón antes de que ellos te piquen. Horrenda e inmunda tú por pensar eso acerca de los animales… te dejo que pienses en esto: los perros matan más gente en el mundo que los alacranes, ¿por eso merecen morir?
Por favor, reflexiona.
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