Se define como un extremado, persistente, anormal y injustificado miedo a las serpientes.
Esta fobia a las serpientes es llamada en un término más general herpetofobia (miedo a los reptiles). Es una de las fobias más comunes, especialmente de las que se encuentran en el grupo de la zoofobia (miedo a los animales); hay que tener cuidado de distinguir entre la gente que teme o no le agradan las serpientes por su veneno o el peligro que implican y un típico ofidiofóbico que no solamente teme a las serpientes cuando las enfrenta sino que también le asusta pensar en ellas, verlas en televisión o en una foto, en este último caso, el miedo es totalmente irracional, de un principio de miedo racional éste se ha expandido hasta llegar a constituir una fobia.
Esta fobia específica constituye un tipo de trastorno de ansiedad. Es un miedo tan frecuente que se ha llegado a pensar que sea instintivo en los humanos. Para aquellos que viven en la ciudad no supone un problema en su vida diaria, pero sí es una dificultad para quienes trabajan en el campo.
Es importante comprender de dónde viene, en cada caso, el miedo a las serpientes. Muchas veces puede ser el resultado de uno de estos eventos: que alguien de chicos los haya asustado tirándoles una serpiente encima, o poniéndola en su ropa; que hayan padecido una experiencia aterradora, como ser mordidos por uno de estos animales; que alguno de sus padres sea ofidiofóbico; que, habiendo sido educado en un ambiente católico, asocien la serpiente con el demonio; un miedo totalmente irracional (adquirido al ver alguna película, por ejemplo).
Luego es importante que la persona pueda verbalizar qué es exactamente lo que le asusta de las serpientes. Las razones más comunes son que sean viscosas, que no parpadean, que pueden picarte con su lengua (que en realidad usan para oler), que sean venenosas (cuando de hecho sólo un grupo de serpientes tiene veneno). Un buen método para alejar los miedos es hablar y explicarles a las personas la verdad sobre éstos y otros mitos sobre las serpientes. Cuando el miedo sea menos intenso, es posible que la persona vea como otros manipulan una inofensiva serpiente. Es posible, en los casos de miedo menos intenso, que más adelante incluso ellos se atrevan a tocarla o a manipularla, pero es importante no forzarlos, ya que la serpiente puede sentir su nerviosismo.
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