Pincelada del Museo vivo

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Museo vivo

Tips para el rescatador de Tlacuaches huérfanos (zarigüeyas)


En la época de lluvias cada año sucede lo mismo, llegan al Museo Vivo desde diversas partes del Estado de México e incluso del país, crías de Tlacuache (Didelphis virginiana) traídas por personas bienintencionadas que las rescatan de entre los restos de su madre muerta ya sea por atropellamiento, mordidas de perro o por simple y vil violencia humana; al perder a su mamá las crías quedan desamparadas y condenadas a la muerte pues dependen de ella para su alimentación y cobijo. A pesar de los cuidados o “primeros auxilios” que sus rescatadores les proporcionan, las crías casi siempre llegan deshidratadas, mal alimentadas, con el vientre inflamado por falta de estimulación para su digestión, en fin, llegan mal; desde luego los rescatadores actúan de buena fe y movidos por un ánimo de solidaridad animal que sin duda es admirable y desde el Museo Vivo lo agradecemos infinitamente, pero lamentablemente y no queriendo minimizar esos esfuerzos, la falta de conocimientos técnicos les hace actuar erróneamente en perjuicio del animal. Para disminuir en la medida de lo posible esas malas prácticas, les damos a conocer algunos “tips” importantes a considerar ante estas circunstancias:

1.- Debido a su naturaleza silvestre éstos mamíferos pueden ser portadores de parásitos y microorganismos que sin las precauciones adecuadas podrían ser potencialmente, repetimos para evitar alarma, “potencialmente” dañinos a la salud humana, por lo que lo más recomendables es tocarlos lo menos posible; sin embargo, al no haber más remedio, cada vez que se les manipule no está demás tener precauciones sanitarias tales como usar guantes (como los que sirven para hacer las labores del hogar y solo usarlos para eso, ó bien, utilizar guantes de látex desechables), lavarse las manos con agua, jabón y cloro después de manipularlos, mantenerlos alejados de alimentos y bebidas y evitar que los niños los toquen.

2.- No son mascotas, amén de la circunstancia anterior, no se debe tratar a estos marsupiales como animales de compañía pues al hacerlo se desarrolla una “impronta”, es decir, se desarrolla en el pequeño tlacuache una “idea” de que los humanos no representan daño o son la fuente exclusiva de su sobrevivencia, al hacer esto reducimos enorme y casi totalmente sus posibilidades de reintegrarlos a la vida libre.

3.- En México existe un marco legal que regula la tenencia de éstos animales, por lo que al mantenerlos en casa corres el riesgo de que por las razones que sean alguien te denuncie y te metas en problemas legales (aún si estás intentando rescatarlos, sabemos que suena ilógico pero lamentablemente así es, mira aquí un ejemplo: http://bit.ly/1ywnpHC), ante ésta circunstancia lo mejor es que lleves al o los animalitos a la delegación de la autoridad ambiental más cercana a tu domicilio o sitio donde lo encontraste.

4.- Su alimentación depende de la edad, los más pequeños comen exclusivamente leche de su mamá, pero al no tenerla hay que ofrecer un sustituto que nunca debe ser leche de vaca pues resulta perjudicial para su salud y compromete su sobrevivencia, lo ideal es ofrecerles formula láctea especial para cachorros de perros disponible solo en tiendas veterinarias muy especializadas (p.e. Multi-Milk ó Esbilac), conforme van creciendo, las cantidades de formula se van cambiando y finalmente ésta se sustituye con “papillas” de fruta y carne como las que se da a los bebés, en este caso los productos de “Gerber” son una opción viable y práctica; cuando ya consumen alimentos sólidos se les puede ofrecer alimento vivo tal como grillos, larvas de tenebrio o zoofobas, práctica que además incentiva que se acostumbren a atrapar su alimento.

5.- La frecuencia de alimentación se establece en función del peso y la talla del animal, de manera general puede decirse que cuando son pequeños se les debe ofrecer alimento diario cada 2 a 4 horas, la formula láctea debe ofrecérseles con jeringas pequeñas o herramientas similares; los alimentos sólidos para ejemplares más grandecitos se dejan en un plato exclusivo y sin ningún otro uso que ese y se les debe ofrecer en la noche debido a sus hábitos nocturnos; cada vez que terminen de comer, sobre todo cuando son muy pequeños y toman exclusivamente leche, se les debe “sobar” el vientre y la región perianal con un algodoncito ligeramente húmedo en agua tibia para imitar el lengüeteo de la madre porque esto estimula su digestión y defección.

6.- Se les debe mantener en jaulas que dentro contengan un refugio que puede ser una caja de cartón con tapa rellena de paja o trapos limpios (los trapos de preferencia para crías muy pequeñas), la caja debe tener un agujero en un costado del doble del tamaño de los animales por donde puedan entrar y salir (sobre todo cuando ya abrieron los ojos y se desplazan con facilidad), cuando son muy pequeños debes poner además durante la noche un foco de 40 o 60 w para mantener la temperatura, éste nunca debe estar en contacto directo con las crías pues podría provocarles quemaduras.

7.- Conforme vayan creciendo, las crías competirán por el alimento sólido y puede ser que se tornen agresivos y se ataquen entre ellos, es la ley de sobrevivencia del más fuerte, por lo que cuando se les ofrezca éste tipo de alimento se les debe mantener uno en cada jaula, para evitar heridas e incluso muertes.

8.- La limpieza de su refugio es muy importante, tanto para el animal como para ti, así que lo ideal es limpiar diario durante las mañanas, con agua, jabón, cloro y enjuagar perfecta y abundantemente.

9.- Si logras que el animal sobreviva hasta una talla que alcance un gato pequeño lo mejor, siempre, siempre, será entregarlo a la autoridad ambiental competente para que sea liberado o en su defecto, liberarlo tu mismo en un sitio en donde sea su área de distribución natural; el proceso de liberación debería incluir una evaluación previa del sitio para determinar su viabilidad como nuevo refugio, ante esa complejidad te reiteramos que lo ideal es entregarlo a la autoridad ambiental competente.

10.- Rescatar y mantener a un tlacuache o tlacuaches huérfanos es un proceso complicado y demandante que sólo deberías asumir si no tienes más opciones y siempre con pleno conocimiento de que significa una enorme responsabilidad.


Como parte de las labores conservacionistas del Museo Vivo rescatamos y rehabilitamos tlacuaches desde hace varios años y nos apoyamos siempre para su liberación con la autoridad ambiental competente, los ejemplares con los que trabajamos siempre tienen como destino final su liberación. Si estás cerca y deseas traer crías, recuerda que no nos haces un favor (hay personas que piensan que nos hacen un regalo), al contrario, nos traes trabajo que es no remunerado, que representa gastos continuos, procesos legales y mucho, mucho tiempo; no obstante lo hacemos con mucho gusto, así que si decides traerlos te pediremos que nos apoyes, nunca en efectivo siempre en especie con formula láctea, papillas o implementos de limpieza.

1 comentario:

Octauro dijo...

¡¡Gracias por la información!! Acá en Huatulco, Oaxaca, hay mucho atropellamiento de tlacuaches y de iguanas, pocas veces me he topado con crías y nunca supe que hacer; ahora veo que cometí errores jeje.
La delegación de CONANP aquí es algo deficiente, así que gracias por el dato, ahora sabré como actuar mejor con estos chaparros...